Prólogo. Como día y noche.

Una calle perdida, la luz de una farola titilando en la oscuridad de medianoche. el sonido de dos pies arrastrándose por el suelo, cansados. Una respiración entrecortada y un montón de ropa vieja que se deja caer en la calzada. La piel de un blanco cadavérico y la mirada ausente. Es un chico de unos dieciocho años.   
Con la cabeza descansando en la húmeda superficie deja escapar de sus labios un suspiro de dolor, traga saliva y se quita la camiseta, empapada de sangre, sudor y algo más que no se atreve a identificar, tampoco es que le importe. En esa camiseta hay mucha sangre suya y otra tanta de sus atacantes que se han llevado la peor parte. Es un luchador nato, con alma de anarquista y un cuerpo delgado pero fuerte, forjado entre las calles. Deambula por los callejones escondiéndose del resto del mundo, no tiene a dónde ir ni a nadie esperándole en ningún sitio. Aún así, en su papel de escoria humana, no deja de ser alguien reconocido entre la basura humana que puebla esa parte de la ciudad, donde se ha llevado más de una paliza por no mantenerse callado o por soltar demasiado la lengua. 
Ese es Tayler Jankowski.
Lejos de allí un chico de su misma edad apoya las manos en su mesa de escritorio pulcramente ordenada y se levanta con parsimonia para salir de su estudio a por un baso de agua y quizás algo de comer. Ha estado todo el día estudiando para un examen muy importante y lo que le gustaría es dormir, pero el que algo quiere, algo le cuesta. Así que se ve obligado a seguir con su maratón de estudio. No es famoso en ningún sitio, su nombre no ha sido escuchado ni aquí ni en ninguna otra parte del mundo, prefiere pasar desapercibido. Es capaz de mantener la cabeza fría cuando un terremoto amenaza con destruir los pilares que tan cuidadosamente ha construido para levantar su personalidad.
Se siente cansado, pero no puede dormir. Está muy nervioso y lleva días dando vueltas a la cama en vez de descansar. Coge un poco de agua del grifo y se queda mirando las gotas que caen después de cerrar la llave del agua. Se recuerda que mañana hay reunión de grupo y no puede llegar tarde, o John le reprenderá. De todas formas sería la primera vez que llega tarde, eso sería impropio de él.
Ese es Erik Kozlov.